miércoles, 16 de septiembre de 2020

Orgullo del pueblo mexicano


Hoy quiero compartir algo que me emocionó presenciar, en estos momentos en los cuales estamos viviendo una situación de emergencia e incertidumbre a nivel mundial, en donde nos bombardean los medios de comunicación con noticias nada alentadoras sobre el futuro de la sociedad, en un momento crítico que demuestra que los valores y virtudes se están perdiendo así como la fe en las personas honradas y buenas.

Pude ver con orgullo una escena que quedará grabada en mi memoria, en especial en esta fecha que como mexicanos debemos de sentirnos orgullosos de nuestro país, de nuestra gente, de nuestra cultura, de nuestra capacidad de ayudar y de solidaridad.

Hoy nuevamente me sentí con la esperanza de un mundo mejor y siento que es algo que debo de transmitir a los demás, ese sentimiento de orgullo y de amor a nuestro pueblo, porque no solamente hay cosas malas que nos distinguen sino pequeñas acciones de solidaridad, de hermandad, de amor, de apoyo de civismo.

Hoy fui testigo de un acto de amor tan simple pero a la vez tan significativo, donde un pequeño me demostró que no se requiere ser adulto para cambiar al mundo, donde con sus pequeñas manos guío a su madre para que ayudara a un ser indefenso en la calle, porque no podía ser indiferente, porque dentro de su corazón sus padres le enseñaron el amor y el respeto a la vida, a una vida digna, con timidez se acerco a un perrito callejero, venía cargando un balde de agua y le pedía a su mamá que le ayudara a darle de comer porque estaba cansado, tenía calor y hambre.

Vi como daba pequeños pasos y aunque no se acerco del todo al inocente animal le dejo cerca la comida y el agua, pidiéndole con una voz dulce y tierna que comiera y bebiera. Lo que más me sorprendió fue ver el cariño con el cual le hablaba y como suplicaba a su mamá que lo metiera a su casa para cuidarlo.

A esta conmovedora escena llegó una vecina, que estaba observando desde lejos, ella era una persona mayor pero con mucha precaución quiso acercarse, conversó con la madre y el pequeño, quiso acercarse al perrito, pero al ver como éste agachaba la cabeza y comenzaba a alejarse prefirió no intentarlo más, ella apresurada corrió a buscar a otro vecino que ha participado en rescate animal y que inclusive tiene un refugio; el con gusto se acerco a apoyar a que ese pequeño entrara a la casa de esa familia que quería ayudar.

Las hermosas frases que compartían fueron lo más satisfactorio que escuche en el día, el señor dando consejos de como ayuda y proceder a rescatar a ese pequeño, "vecina procure dejarle la puerta entreabierta para que el libremente pueda entrar sin presiones" "vecina si gusta le dejo mi humilde cuerda para que pueda usarla de apoyo para cuando entre el pequeñito a su hogar pueda jalar la puerta sin que lo asuste" "vecina estoy aquí para lo que necesite".

Por otro lado la otra vecina se le acerco al señor y teniendo toda la precaución le dio palabras de aliento: "vecino se que recientemente perdió a una gatita, recuerde que ella se encuentra mejor, hizo lo que pudo, la saco de la calle y le dio una mejor vida, ahora ya descansa pero murió siendo amada y feliz en sus brazos"; pude ver como una lagrima rodó por su mejilla y se perdía en la mascarilla facial.

Ambos después de un rato fueron de regreso a su casa, no sin antes, agradecerle a ese pequeño y a su mamá esa hermosa acción que estaban teniendo para con un animal en situación de calle.

Y es aquí donde pude sentirme realmente orgullosa de ser mexicana, porque entre nosotros siempre habrán vecinos que aunque no se conozcan del todo siempre darán palabras de aliento, consejos y se preocuparan por mejorar su calle.

Porque entre nosotros siempre habrá esos pequeños que con sus grandes acciones nos demuestran que aún hay esperanza de cambiar al mundo, de recuperar los valores que creemos están perdidos, que nos demuestran que un granito de arena equivale a una gran ayuda.

Siempre entre nosotros habrá alguna mamá o papá que ayude a su hijo, que lo apoye en sus proyectos, que le enseñe con su ejemplo, que cultive en el el amor al prójimo, que le fomente el respeto y cariño, que haga hincapié en que toda vida vale y cuenta, que si está en tus manos ayudar lo hagas, que buscará que ese hijo o hija sean personas de bien capaces de ser buenos ciudadanos y buenos seres humanos.

Entre nosotros siempre habrá esa fuerza que nos mueva a ayudar a los demás, a no ser indiferentes al dolor, a no permitir que continúen actos de violencia y maldad, a querer tener y hacer todo lo que este en nuestro alcance para lograr un mundo mejor, más justo, más solidario, donde este presente la hermandad y lo que nos distingue como país, como mexicanos ese optimismo y fuerza en salir adelante.

Hoy como siempre puedo decir orgullosamente que soy mexicana y que somos más los buenos, que somos cada vez más los niños, jóvenes y adultos que queremos un México mejor.

Tu como yo, conviértete en esos vecinos, en esas madres, en esos hijos, en todas esas personas que admiras porque diariamente salen a cambiar al mundo, desde sus trincheras, desde sus hogares, desde sus trabajos, desde su familia, desde sus círculos de amigos, desde su sociedad.

¡Hoy y siempre demostremos el orgullo que tenemos de pertenecer a México y ser parte de este gran país!


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